Las autoridades han intensificado sus esfuerzos de recuperación tras el trágico accidente aéreo ocurrido el miércoles por la noche, cuando un avión de pasajeros de American Airlines colisionó con un helicóptero militar del Ejército de Estados Unidos cerca del Aeropuerto Nacional Ronald Reagan. El choque, el más mortal en el país en casi un cuarto de siglo, dejando 67 muertos.

Este viernes, embarcaciones de la policía han vuelto al río Potomac para continuar con la recuperación de los cuerpos. Más de 40 cadáveres han sido recuperados hasta el momento, aunque las autoridades aún trabajan en el sitio.

Las investigaciones sobre las causas del accidente continúan, y la Junta Nacional de Seguridad del Transporte (NTSB) ha comenzado a examinar las grabadoras de vuelo y de voz de la cabina del avión, mientras se investiga la maniobra del piloto militar y el control del tráfico aéreo en ese momento. Las autoridades siguen analizando los factores que contribuyeron al accidente, incluidos la altitud del helicóptero y si su tripulación usaba gafas de visión nocturna.

Mientras tanto, la FAA ha restringido significativamente el tráfico de helicópteros en las cercanías del aeropuerto, que ya ha reanudado sus operaciones tras los retrasos y cancelaciones de vuelos ocasionados por el accidente.

El incidente ha generado debate, y algunos, incluido el expresidente Donald Trump, han señalado que el helicóptero volaba a una altitud superior al límite permitido de 200 pies. Sin embargo, las autoridades subrayan que aún se requiere un análisis exhaustivo de los datos de vuelo antes de emitir conclusiones definitivas.