Chile experimentó uno de los apagones más graves de su historia, afectando a 14 de sus 16 regiones y dejando a un 98% de la población sin electricidad por cerca de 10 horas. El corte de energía fue causado por una falla en una importante línea de transmisión en el norte del país, lo que provocó un caos generalizado, cancelando clases, actividades y graves interrupciones en los servicios esenciales.
El presidente Gabriel Boric calificó el incidente como “indignante” y aseguró que se investigarán tanto las causas de la falla como las muertes de tres personas durante el apagón, aunque no se ha confirmado una relación directa.
A pesar de que el servicio fue restablecido en su mayoría, algunas localidades aún registraban cortes puntuales de energía, mientras que el gobierno levantó el estado de excepción y toque de queda.
El apagón paralizó sectores clave como la minería, afectando a gigantes del cobre como Codelco y Anglo American, generando incertidumbre en los mercados internacionales.
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