César Arturo Ramos Palazuelos reafirmó por qué es considerado el mejor árbitro del fútbol mexicano al dirigir con excelencia la gran final de vuelta entre los Diablos Rojos del Toluca y las Águilas del América. Su desempeño no solo fue impecable en lo técnico, sino que también dejó claro que sus valores y principios lo distinguen: un silbante que no se vende, que no mancha su gafete FIFA y que demuestra con hechos por qué merece ser mundialista.

El “Culichi”, originario de Culiacán, tiene una historia especial, ya que su formación profesional como árbitro ocurrió en Cuernavaca, Morelos, donde llegó en 2003 a la delegación de árbitros presidida por Francisco Alba Meraz.

Hoy, su nombre no solo es sinónimo de profesionalismo en México, sino que apunta al próximo Mundial, donde seguramente veremos al árbitro que ha demostrado que el respeto al deporte y la integridad son su sello dentro y fuera de la cancha.