Tras semanas de tensión, los dos gigantes del comercio mundial dan señales de tregua. China levantó la prohibición que bloqueaba la recepción de aviones fabricados por Boeing, justo después de acordar con Estados Unidos una pausa comercial de 90 días.
En fábricas como las de Jiujiang, donde se producen materiales clave como la fibra de vidrio, se vive un respiro económico. Las aerolíneas chinas ya pueden programar la llegada de aeronaves estadounidenses, algo que estuvo detenido casi un mes.
Por su parte, Estados Unidos también hizo lo suyo, suavizó las restricciones a la exportación de chips de inteligencia artificial, una medida que originalmente buscaba frenar el avance tecnológico de China.
Además, Trump decidió reducir los aranceles a productos de bajo valor provenientes de China. Esto cambia las reglas para el llamado comercio de minimis, es decir, esos paquetes pequeños que llegan por correo y que, hasta ahora, estaban bastante golpeados por tarifas.
Este tipo de acuerdos impactan en más de lo que parece, desde el precio de electrónicos hasta la disponibilidad de tecnología o empleos vinculados al comercio global, refieren expertos.
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