Físicos de la Universidad de Loughborough (Reino Unido) crearon un violín tan diminuto que podría esconderse en una hebra de cabello.
El minúsculo instrumento, que mide apenas 35 micras de largo por 13 de ancho, está hecho de platino y no se puede tocar, pero tiene un propósito más allá de la música: demostrar el poder de una nueva tecnología de fabricación a escala nanométrica.
Este “violín microscópico”, fue generado como una prueba para mostrar las capacidades del sistema de nanolitografía del laboratorio, que permite “dibujar” estructuras invisibles al ojo humano usando una aguja microscópica calentada.
“Sí, sabemos que suena gracioso” admitió la profesora Kelly Morrison, líder del proyecto, “pero detrás de este experimento curioso hay ciencia muy seria que nos ayudará a diseñar mejores tecnologías del futuro.”
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