Dos incendios forestales, avivados por ráfagas de viento de más de 90 km/h, mantienen en estado de emergencia a Los Ángeles desde ayer, con más de 30 mil personas evacuadas y unas 10 mil viviendas en riesgo. A esta crisis se sumó hoy un tercer incendio en Hurst, intensificando la situación en un condado con casi 10 millones de habitantes.
En Pacific Palisades, uno de los barrios más exclusivos de Los Ángeles, el incendio avanzó rápidamente de 80 a 1,500 hectáreas en pocas horas. La alcaldesa Karen Bass declaró el estado de emergencia y desplegó un operativo masivo con unidades de bomberos, medios aéreos y maquinaria pesada para combatir las llamas.
Los incendios se ven exacerbados por una combinación de sequía extrema, temperaturas inusualmente altas y vientos intensos, condiciones que persistirán hasta el jueves, según el Servicio Meteorológico Nacional (NWS). Desde mayo, la región ha registrado apenas 2.5 mm de lluvia, creando un paisaje altamente inflamable.
La devastación se enmarca en lo que expertos han denominado el “pirocenio”, una era de mega incendios intensificados por el cambio climático y la quema de combustibles fósiles.
Un segundo incendio en Eaton Canyon, al norte de Los Ángeles, ya ha consumido más de 160 hectáreas y ha obligado a nuevas evacuaciones. Como medida preventiva, cuatro campus escolares en Malibú y el Distrito Escolar Unificado de Pasadena cerraron este miércoles.
El tercer incendio, en Hurst, afecta hasta el momento unas 200 hectáreas, con un comportamiento agresivo que amenaza comunidades cercanas.
El presidente Joe Biden expresó su apoyo a California, anunciando la aprobación de ayuda de emergencia federal para enfrentar los incendios. La agencia FEMA liberó recursos iniciales para cubrir los costos inmediatos de los esfuerzos de contención.
“Estamos en contacto con funcionarios estatales y locales, y hemos ofrecido toda la asistencia federal necesaria para contener estos terribles incendios”, declaró Biden.
A pesar de los esfuerzos de más de mil bomberos desplegados en los tres focos activos, la contención sigue siendo un desafío debido a las condiciones meteorológicas críticas. La prioridad, según las autoridades, es proteger las vidas humanas y minimizar el daño en las áreas residenciales más vulnerables.