Este 5 de junio, el mundo conmemora el Día Mundial del Medioambiente con una advertencia por parte de la ONU: cada año generamos 400 millones de toneladas de plástico, de las cuales menos del 10% se recicla. Bajo el lema “Sin contaminación por plásticos”, el organismo internacional llama a transformar la forma en que producimos, usamos y desechamos este material.
¿La consecuencia? Once millones de toneladas de plástico terminan cada año en ríos, lagos y océanos, afectando a especies marinas, al planeta… y también a nosotros.
De acuerdo a la ONU, los humanos ingerimos unas 50 mil partículas de plástico al año, sin contar las que respiramos. Nuevas investigaciones incluso han encontrado microplásticos en el cerebro humano y en órganos vitales.
Este año, la República de Corea es sede del evento, por su liderazgo en las negociaciones del Tratado Global contra la Contaminación por Plásticos, un acuerdo internacional que buscará frenar este problema desde la raíz: producción, consumo y reciclaje.
Uno de los enfoques más apoyados por especialistas es el Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR), que ha funcionado con éxito en países como Alemania. Se trata de dar valor económico a los envases para que no terminen en el suelo o en el mar, sino de regreso al sistema de reciclaje.
Pero el desafío no es solo local. Estudios del Foro Económico Mundial muestran que los ríos más contaminados por plásticos están en Asia y África, como el Yangtsé (China) y el Nilo (África).
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